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“PORQUE TUYO ES EL REINO, EL PODER Y LA GLORIA,

POR TODOS LOS SIGLOS, AMÉN”

 

Mateo 6:9-13/ Lectura Devocional: 1 Crónicas 29:1-18.

 

INTRODUCCIÓN:

Con el presente bosquejo concluye la serie de estudios en la oración del “Padre Nuestro”. Recordemos que es un modelo de oración con el cual debamos guiar y modelar nuestras oraciones. Después de haberlo estudiado con cierta profundidad es evidente que nos lleva a tener comunión adecuada con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. Es evidente que no es una oración solamente litúrgica o de penitencia. Una conclusión de la serie, es que El Padre Nuestro contiene el núcleo de la vida cristiana.

Dicen los modernistas que los originales “más antiguos” no incluyen este epílogo en la oración del Padre Nuestro, la frase título de este bosquejo, y por ello las traducciones recientes, tales como la Nueva Versión Internacional o la Traducción al Lenguaje Actual no contienen esta hermosa frase. Al respecto podemos mencionar que en la antigüedad, los copistas enterraban las copias mal hechas ¿No será que los originales “más antiguos” a los que se refieren los modernistas es una de esas copias mal ejecutadas? No obstante, este fragmento está lleno de reverencia, comunión y bendiciones.

El epílogo del “Padre Nuestro” menciona tres hermosas realidades: Reino, Poder y Gloria. La respuesta de los cristianos a estos conceptos deben ser Sumisión, Confianza y Alabanza, respectivamente.

 

I.- SUMISIÓN A SU REINO

 

1) RECONOCEMOS SU REINO

El vocablo griego para reino es BASILEIA (βασιλεια). Se refiere al reino de Dios y de su Amado Hijo Jesucristo, el cual ya vimos un poco en la frase de “Venga tu Reino”. La existencia de un reino implica la existencia de un monarca, un territorio, un pueblo y leyes. Para reconocerlo debemos creer con fe que no está en manos de los hombres, ni de Satanás; todo el reino está en las poderosas manos de Dios.

 

2) NOS SOMETEMOS A SU REINO:

Recordemos que Cristo dice: Mat 7:21.- “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: más el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Aceptar que Cristo es “El Señor” implica renunciar a nuestro egoísmo y debemos trabajar en lo que él nos manda, quitar el ídolo del ego de nuestro corazón y entronizar a Jesucristo.

 

3) TRABAJAMOS PARA SU REINO:

Trabajar para Jesucristo, requiere amor, esfuerzo, santidad, renunciar a nuestras maldades, ayuno, oración, evangelismo, consagrarnos a su servicio; todo orientado hacia él, y como vemos requiere los dos puntos ya vistos arriba.

 

II.- CONFIANZA EN SU PODER

 

1) PODER PARA CAMBIAR TU VIDA

El vocablo griego para poder es DUNAMIS (δυναμις), de donde viene la palabra dinamita. Los ingenieros de caminos y de ferrocarriles usan la dinamita para remover rocas de 200 o 300 toneladas. Quien puso este nombre a tal sustancia, sabía que esta palabra denota verdadero poder.

La señal más grande que nos indica que Dios tiene poder, es la transformación de un corazón humano, desde ser pecador hacia el arrepentimiento; ningún milagro supera a este. Decimos esto porque el mismo Judas, el apóstol del Señor, hizo milagros, echó fuera demonios, sanó enfermos, pero no cuidó su corazón y no se arrepintió.  En nuestro caso hizo nuevas todas las cosas: 2 Corintios 5:17.- “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”

 

2) CONFIANZA EN QUE MEDIANTE SU PODER, PUEDE DARNOS LO QUE LE HEMOS PEDIDO

Un padre se goza en darles a sus hijos lo que le piden. Así el Padre de los cielos se goza en darnos dones. La clave para recibir es que debemos pedir conforme a su voluntad, esto es, principalmente conforme al modelo del “Padre Nuestro”. Que gozo el saber que es Omnipotente y puede hacer todo. Lo que el Señor nos indica que le pidamos es Su Espíritu Santo, Amor, Gozo, Paz, Tolerancia, Amabilidad, Bondad, Fe, Humildad, Templanza (firmeza y madurez).

 

3) CONFIANZA EN SU PODER PARA SALVARNOS

¿Qué poder será suficiente para salvar nuestras almas? No hay ninguno en todo el universo; solo a través de la fe en Nuestro Señor Jesucristo. Recordemos: Juan 14:6.- “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí”. Esta es la verdad más grande de todos los tiempos.

 

III.- ALABANZA PARA SU GLORIA

 

1) GLORIA Y HONOR POR EL CONOCIMIENTO QUE DE ÉL TENEMOS

El vocablo griego para gloria es DOXA (δοξα), es la palabra griega de la que deriva doxología o alabanza. Curiosamente su significado literal es OPINIÓN. Así es que solamente cuando tenemos una OPINIÓN clara y con la debida dimensión, es cuando le damos a Dios el Honor, Alabanza y Gloria.

El Señor Jesucristo nos dice en Juan 5:39.- “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Si no le conocemos en sus escrituras, jamás vamos a saber quién es JESUCRISTO, pero cuando lo conozcamos verdaderamente, personalmente, diremos así: “Entonces respondiendo Simón Pedro, dijo: Tu eres El Cristo de Dios” (Luc 9:20).

En cierta ocasión hubo en el extranjero una exposición del pintor mexicano, oaxaqueño Francisco Toledo, quien personalmente asistió a la presentación. Su forma de vestirse es a la usanza antigua de Oaxaca, con pantalón y camisa de manta, con aspecto desaliñado y rústico. Cuando el representante de artes de México hizo acto de presencia, preguntó por el pintor y le dijeron que no había llegado; preocupado por el artista, sale a la calle y lo encuentra frente al museo pero sentado en la acera y le dice “Maestro, ¿Por qué no entra?”; contestando él, “Es que no me dejaron entrar”. Lo habían confundido con un mendicante, debido a su aspecto. Cuando entró a la sala de presentación todos le decían “¡Maestro!”, “¡Maestro!”. Hasta no conocerlo no le dieron el respeto necesario.

Así pasa con las personas, hasta no conocer personalmente a Cristo, no le pueden dar toda la Honra y Gloria (Doxa-Opinión) que se merece. La única fuente de donde podemos obtener conocimiento de Él es de sus cuatro evangelios y los demás libros de la Biblia.

 

2) GLORIA Y HONOR POR LA OBRA DE CRISTO EN NUESTRA VIDA

¿Para qué fue creado el ser humano? Para la Gloria de Dios. Cristo mediante su sacrificio restituye al hombre al propósito original. Desde que somos cristianos debemos considerar que todo lo que hacemos es para Él. 1Cor 10:31.- “Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, haced lo todo a gloria de Dios”. ¿Cualquier cosa es para gloria de Dios? ¡No! Solo lo que está dentro de los parámetros de su voluntad, la cual está inscrita en su palabra.

 

3) CRISTO NOS MUESTRA TODA LA GLORIA Y EL HONOR DE DIOS

Juan 1:14.- “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. La versión hebraica del Nuevo Testamento (Brit Hadasha), manifiesta este versículo con los términos de gracia y verdad, con los vocablos hebreos “JESED” y “EMET”; el primero significa BONDAD y MISERICORDIA; el segundo VERDAD como en español. Le damos la gloria por lo que él hace para su pueblo “misericordia, bondad y verdad”. La gloria de Dios es su Cristo.

 

4) CRISTO NOS SALVA PARA ALABANZA DE SU GLORIA

Efesios 1:13 y 14.-  “En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria”. No nos salva porque estemos bonitos o seamos amables o buenos. Nos salva “PARA ALABANZA DE SU GLORIA”, para que se manifieste su Verdad, su Bondad y Misericordia.

               

CONCLUSION

 

En su final, la oración del “Padre Nuestro”, presentan unos motivos al Padre por los cuales Él quisiera hacer realidad nuestras peticiones. Estos motivos son “Su Reino”, “Su Poder” y “Su gloria”: Más adelante, en el evangelio, el mismo Señor Jesucristo nos dice que pidamos al Padre, pero que sea en el Nombre de Jesucristo que equivale a los anteriores. Al pedir en el Nombre de Jesucristo cualquier oración, es como si dijéramos que es el Mismo Jesucristo pide por nosotros. Por ello debemos vigilar lo que pedimos. Debemos pedir conforme a su Voluntad, asentada en su Santa Palabra.  Jesucristo personifica El Reino, El Poder y la Gloria de Dios. Amén significa “Así Sea”,” Es Cierto”, “Es Verdad”.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1909.

El Nuevo Testamento, interlineal, palabra por palabra. Griego-Español. Sociedades Bíblicas Unidas. 2012.

Léxico-Concordancia del Nuevo Testamento en Griego-Español. Compilado por Jorge G. Parker.

Editorial Mundo Hispano. Edición 2001.

El Código Real.  El nuevo testamento versión textual hebraica. Segunda edición. Editorial Ami. México 2004.

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