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“Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS,

COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS

Á NUESTROS DEUDORES”

Mateo 6:9-13/ Lectura Devocional: Mateo 18: 21-35.

 

INTRODUCCIÓN:

Estamos ahora meditando acerca de la quinta petición del modelo de oración de Nuestro Salvador. La Biblia dice que el ser humano fue hecho a imagen y semejanza de Dios (Gen 1:26), pero en ninguna situación se parece más a su creador, que cuando perdona. El ser perdonador es parte de la personalidad de Dios, y el verdadero perdón procede de Dios (Éxodo 34:7). No se malentienda, Dios no puede saltar su propia justicia y declarar por inocente al transgresor así como así, se requiere de un sacrificio para pagar las cuentas. 

El Señor Jesucristo dijo “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. En cuanto fluyó su sangre, comenzó él como sacerdote a interceder por los pecadores. ¡Qué fácil era enseñar del perdón! ¡Qué fácil es decir perdonen! pero Jesús siempre íntegro, en las situación más difícil de su vida, en la crucifixión, enseñó con su ejemplo a perdonar a sus enemigos (Lucas. 23:34)

En el ámbito del liderazgo empresarial, Stephen R. Covey menciona que entre las personas sin saberlo existe una cuenta de banco emocional: cuando hay buenas relaciones es porque hubo muchos depósitos (cumplir promesas, hacer regalos, dar ayuda, ser amable, etc.). Las ofensas equivalen a retiros; dependiendo de la magnitud del daño, es proporcional el retiro de la cuenta emocional. Esta cuenta puede estar en números rojos (por no cumplir promesas, no ayudar, insultar, robar, despreciar, bromear, etc.). Covey señala que cuando no hay como pagar los números rojos, se requiere el perdón del adeudo (*1).

Un ejemplo de falta de perdón mundial se generó después de la primera guerra mundial, por todos los requerimientos duros y exagerados que los aliados le impusieron a Alemania, se generaron resentimientos, odios y amarguras, lo cual condujo a la segunda guerra mundial, en la que murieron más de 60 millones de seres humanos.

Nadie como la Biblia y el Ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo para enseñarnos a perdonar.

 

I.- EL PERDON DE DIOS

 

1) DE LOS PECADOS:

El pecado es definido como la transgresión de la Ley de Dios o la falta de conformidad con la misma. La etimología de la palabra pecado viene directamente del latín peccatum, que significa delito, falta, acción culpable (*2) El pecado entró mediante Adam y el representaba a toda su descendencia. A partir de ahí, todos somos pecadores, Romanos 3:23 dice que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios.

 

2) PORQUE TODOS LOS PECADOS SON CONTRA ÉL:

Prácticamente todo lo que hace el hombre está en contra de Dios. Todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia Isaías 64:4. Todo se origina en el corazón del hombre y en sus pensamientos: necedad, idolatría, inmoralidad sexual. Romanos 1:29-32.- Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades; Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia: Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten a los que las hacen.

 

3) MEDIANTE SU GRACIA  

Dios aborrece al pecador (Salmo 5:5) y nunca pasará por alto algún pecado a causa de su infinita justicia. Sin embargo, él se agrada en dar, en regalar y tener misericordia; y otorga el perdón mediante su gracia aunque nadie lo merezca. Para no violar su justicia, pone un sustituto adecuado y desencadenar sobre él su ira y castigo, logrando así el pago por las transgresiones de su ley: lo hizo Dios mismo a través de su amado hijo Jesucristo. En la esencia de la personalidad de Dios se encuentra el perdón, aunque cueste el sacrificio de su amado hijo; Éxodo 34:7 menciona que Jehová mismo dice “que perdona la iniquidad”.

 

II.- NUESTRAS DEUDAS DELANTE DE DIOS

 

1) AUNQUE SOMOS PECADORES ARREPENTIDOS, SEGUIMOS SIENDO PECADORES:

Una sola vez en la vida somos perdonados por Dios para alcanzar salvación; somos objeto de su amor infinito. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito…”; ese es el perdón más sublime y alto que un ser humano pueda recibir. Como incrédulos, antes de ser salvos, ni queríamos, ni podíamos hacer la voluntad de Dios. Como creyentes en Cristo ya podemos y queremos hacer la voluntad de Dios; pero en nuestra vida siempre habrá pecados porque estamos en el cuerpo material y entonces seguimos pecando de pensamiento, de acción o de omisión. A eso se refiere la oración del Señor como “deudas”.

 

2) ABOGADO TENEMOS PARA CON EL PADRE:  

La Biblia dice en 1 Juan 2:1.- Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Aquí encontramos la base del perdón de los que ya somos cristianos. Estos pecados pueden ser a nuestros ojos cosas tan pequeñas como estar peleado con un hermano y cosas tan grandes como el pecado de un hermano de Corintio que tenía a la mujer de su padre (1Cor 5:1-5). Todas estas transgresiones las perdona Dios con base nuevamente en los méritos de Cristo. Romanos 6:1-2a.- “¿PUES qué diremos? Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca?  En ninguna manera”.

 

3) CONTINUAMENTE PERDONADAS:

En el antiguo testamento existe una ilustración con relación a la vida del creyente (Éxodo 25:31 y 38, Lev 24:2). Se trata del candelabro de siete brazos en el interior del tabernáculo, tenían que mantenerlo ardiendo continuamente, despabilado y con aceite de olivo en sus las lámparas. Es decir, limpio y lleno de combustible. El aceite de olivo siempre ha sido figura del Espíritu Santo. El pabilo es suciedad y produce humo, símbolo del pecado. El sacerdote tenía que quitar los pabilos al candelabro de oro para que ardiera perfectamente, dando luz radiante sin humo. Así el cristiano debe venir continuamente para que su vida sea limpiada por Cristo (nuestro sacerdote) para que dé luz radiante de santidad, sin pecado que lo opaque.

 

III.- PERDONANDO A NUESTROS SEMEJANTES

 

1) ES CONDICIONAL EL PERDON DE LAS DEUDAS:

Es promesa segura el perdón de las deudas. Sin embargo, el modelo de oración nos indica que primero debemos perdonar a nuestros semejantes antes de pedir el perdón Divino por nuestras deudas. No hay atajos, no hay excepciones, esta es la vía que hay que transitar: Primero perdonar y luego ser perdonados. Pidamos en oración ayuda a Dios para que nos indique en el corazón y mente las personas que nos han ofendido y perdonemos. Pedro hablando con Jesús, se enteró que el perdón debe ser un hábito, Mateo 18:22.

 

2) EL PERDÓN EN AMBAS DIRECCIONES:

La Biblia nos habla del perdón en ambas direcciones. Es decir: 1ª dirección, cuando nos ofenden; y 2ª dirección, cuando ofendemos. Por ello el Señor nos invita a que si nosotros somos los ofensores, iniciemos el proceso de reconciliación. Mat 5:24.- “Deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente”. Prov. 28:13.- “El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia”. Nótese que es aplicable para cuando ofendemos a Dios y al prójimo este principio.

 

3) AUTOPERDÓN:

Cuando no nos perdonamos a nosotros mismos, nos colocamos en un nivel superior al de Dios y eso es pecado. Si Dios nos perdona todos nuestros pecados y no se acuerda de ellos, ¿Cómo va a ser posible que nosotros no nos perdonemos?  Suplantamos el nivel del Señor y es pecado de soberbia.

 

4) PARA SER FELIZ Y LIBRE DE AMARGURA:

La Biblia nos enseña que los beneficios del perdón, en cualquiera de las direcciones como mencionamos en el párrafo anterior, son benéficos para nuestra vida, salud y prosperidad. Por ello dice Efesios 4:26.- “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Heb.12:15.- “Mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios, que ninguna raíz de amargura brotando os impida, y por ella muchos sean contaminados”.  Es muy importante que no haya cuentas pendientes ni con Dios ni con el prójimo para nuestro propio bien. Fíjense que se trata de cumplir la ley, Amar a Dios y al Prójimo; estar bien con Dios y con el Prójimo. Es estar en “números positivos en nuestra cuenta de relaciones a manera de ilustración.

Pecado no perdonado es pecado retenido: busquemos en nuestro pasado de que pecados aún no hemos pedido perdón a Dios y a nuestros semejantes; por ejemplo si usted alguna vez fue alcohólico y ahora sus hijos lo son, usted debe pedirles perdón por haber estado tomado en la presencia de ellos, será el comienzo de su liberación.

 

4) PROCESO DE PERDONAR A NUESTROS SEMEJANTES O AUTOPERDON:

Nadie dijo que era fácil pedir perdón, de hecho como tiene algo de dificultad, es una ofrenda para Dios que nosotros perdonemos. Debemos aprender que perdonar es un hábito y entre más lo apliquemos, más fácil será en la siguiente oportunidad. Para aprender cómo hacerlo de forma auténtica, debemos seguir el ejemplo de como Dios nos perdonó para nuestra Salvador (los aspectos más relevantes):

 

1) Humildad: para seguir el ejemplo de Cristo. Cuando lo clavaron en la cruz, pedía perdón por sus ofensores

            (Filip. 2:8)

2) Poder: pedirlo de Dios para perdonar, ya que el verdadero perdón emana de la personalidad de Dios (Ex. 34:7)

3) Inventario: de las ofensas, pérdidas, insultos, objetos robados, etc. (Jeremías 33:8)

4) Costo: considerar el dolor sufrido, el daño hecho, el tiempo perdido por esa causa, el dinero perdido por su

          causa, etc. Cristo consideró el precio de perdonar los pecados de todos sus discípulos y vio que era

           un precio alto (Mateo 26:39)

5) Sentirlo: sentir el costo en nuestra persona, evaluar el precio, daño o pérdida. “Consumado es” dijo

            el Señor, significa todo está pagado, cada ofensa hecha a Dios (Juan 19:30)

6) Regalarlo: todo el costo y sentimiento al ofensor, esto implica un sacrificio nuestro Dios nos dio a

            su Hijo Unigénito para perdonar nuestros pecados (Juan 3:16)

7) Olvidar las ofensas (Salmo 103:12, Miqueas 7:18)

8) Gracias a Dios, Acción de: Alabar a Dios por que nos permitió hacer su voluntad.

            Cristo le da gracias a Dios por la salvación de sus discípulos (Lucas 10:21)

               

CONCLUSION.-

Recordemos que la quinta petición de este modelo de oración es condicional, la solicitud de perdón a Dios solo funciona si nosotros perdonamos. El perdón tiene dos direcciones: perdonar y que seamos perdonados. El perdón que viene de Dios y el perdonar al prójimo, están estrechamente relacionados con cumplir la ley: Amar a Dios y al Prójimo.

 

¿Nos parecemos a Dios teniendo en nuestra personalidad el hábito de ser perdonadores?

¿Usamos el ejemplo de Cristo para perdonar?

¿Somos humildes para perdonar o somos orgullosos y no perdonamos?

Fuimos objeto de la gracia de Dios, al ser perdonados nuestros pecados ¿Otorgamos gracia a otras personas al perdonarles sus ofensas?

 

Recordemos que el perdón es bueno para nuestra salud y progreso personal.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1909.

(*1).- Los 7 Hábitos de la gente altamente efectiva. Stephen R. Covey.

(*2).-  http://etimologias.dechile.net/?pecado

 

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